Una biografía

Ángel Carlo Bassi 

 

Nació el 28 de septiembre de 1868, hijo de Uberto Bacci y Sabina Pennacchi, oriundos de San Romano di Garfagnana, Lucca, Italia. De niño se inició en la profesión docente actuando como monitor ad-honorem en la escuela a la que asistía, la Nº 1 de Tandil, una hermosa localidad serrana de la Provincia de Buenos Aires, Argentina, donde se había radicado su familia.  

Como aún era un adolescente, empezó a ejercer más tarde como ayudante, 

y luego, en 1882, como subpreceptor de una escuela rural dirigida por su par Fidel Rossi, en Rauch, Bs. Aires. Pocos años después, con más experiencia, regresó a Tandil, para ocupar un cargo vacante en la Escuela de Varones. 

En 1885 volvió a colaborar con Fidel Rossi, que había sido el famoso director de la Escuela Graduada de Pergamino, Bs. Aires. Y fue en esta ciudad donde perfeccionó sus conocimientos con un curso para maestros sin título que completó exitosamente rindiendo examen en la ciudad de La Plata. 

En 1887 se trasladó a Paraná, donde recibió el título de Profesor Normal de la famosa escuela con las primeras clasificaciones de su curso. De esa época de estudiante surgió su amistad con Victor Mercante, que mantendría a lo largo de los años, y su adhesión al positivismo, inculcado por Pedro Scalabrini. 

En 1891, con su flamante título de Profesor Normal, asumió el cargo de director en la Escuela Nº 1 de San Vicente, provincia de Buenos Aires, y poco después se embarcó en la creación de la escuela nocturna para adultos. 

Allí, en San Vicente, conoció a Emilia Durione Sesia, con quien contrajo enlace en 1891. De este matrimonio nacieron: José Humberto, María Sabina, Emilia Dominga, Julia Clementina, Angela Elsa y Lidia Matilde Bassi. 

Los cambios en su vida le trajeron su primer hijo, su primera publicación El Museo Escolar de San Vicente (1892), y su primera renuncia a la docencia, para dedicarse a actividades empresariales cerca de su suegro. 

Pero le fue difícil mantenerse alejado de su vocación, ya que Bernabé Lainez, Director de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires, le ofreció el cargo de Subinspector Secretario Distrital. Desde esa función propició la creación de la Biblioteca y Museo Escolar, paseos pedagógicos, actos literario-musicales, la celebración de solemnidades patrias y la creación de cursos preparatorios gratuitos para maestros no titulados. 

Para cuando fue nombrado Oficial del Consejo Escolar en 1893, ya había ganado dos premios en concursos pedagógicos celebrados en Entre Ríos y publicado una Memoria del Delegado Escolar y Secretario Subinspector del Distrito de San Vicente en la Revista de Educación. 

En 1894, en la provincia de Corriente, el Dr. J. Alfredo Ferreira, recién nombrado Director General de Escuelas, convocó a un nutrido grupo de jóvenes pedagogos. No conocía personalmente a Bassi, pero había leído su premiada obra, por lo que lo nombró director de la Escuela Popular de Esquina. Esta fructífera experiencia dio origen a otra de las amistades que nuestro biografiado mantendría a lo largo de los años. 

Frente a ese establecimiento, primero consiguió los fondos para dotarlo de un edificio propio y más tarde lo convirtió en experimental, recogiendo su experiencia en "La Escuela Experimental de Esquina", publicada en 1898, obra que mereció una segunda edición en 1906. 

Cuando J. Alfredo Ferreira fue nombrado Ministro de Hacienda e Instrucción Pública en 1898, ascendió al Prof. Bassi al cargo de Director General de Escuelas.  

Durante su gestión, el número de inscriptos escolares ascendió a 9.455, ya que se crearon 97 escuelas, se reorganizó su funcionamiento y se construyeron numerosos edificios. Hernán F. Gómez en su obra "La educación común de los argentinos", califica a esta gestión como la época de oro de la escuela correntina. 

Tras participar en el Congreso Pedagógico de Buenos Aires en 1901, declinó su cargo por motivos de salud y regresó a San Vicente, donde él y su suegro intentaron por segunda vez dedicarse de nuevo a los negocios. 

Pero en 1904 el Dr. Manuel B. Bahía lo nombró Secretario de la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires. Fue entonces cuando en 1906 publicó "Esbozo de las causas de la decadencia de la escuela primaria y de los medios de resucitarlas". 

Viajó a Europa en 1911, donde asistió al Congreso Internacional de Paidología de Bruselas, participando activamente en las deliberaciones y consiguiendo que se utilizara el castellano en las deliberaciones. Recorrió numerosos países del Viejo Mundo, volcando sus experiencias en una serie de artículos que aparecieron en La Nación de Buenos Aires. A su regreso, renunció a su cargo de Secretario de la Dirección de Escuelas, para ocupar diversas cátedras en la Escuela Normal y en el Liceo de Signorine de La Plata, dependiente de la Universidad. 

En 1914, se radicó con su familia en la localidad de Lomas de Zamora, y durante 17 productivos años ocupó la dirección de la Escuela Normal, creando prestigio nacional e internacional. 

 Fue durante este largo período de trabajo constante que se registraron las siguientes iniciativas: creación de la Escuela Pro Normal - antecesora de la Asociación Cooperadora - que presidió el distinguido vecino Manuel A. la Portela, duplicación de los cursos normales, instalación de la escuela en el nuevo edificio (calle Beruti, Banfield) con dirección edilicia propia, formación de una biblioteca de 4.000 volúmenes, creación de los gabinetes de física y química, sala de mapas, formación del museo de historia natural, adquisición de un piano, excursiones instructivas, sesiones cinemátográficas, proyecciones luminosas en el aula, etc. 

Además, en aquella época se establecieron: manualidades, gimnasia gratuita, charlas sobre higiene y buenos modales, publicación de obras educativas, suministro de libros de texto a crédito y con descuento, servicio de café con leche para 500 alumnos y uso obligatorio de delantales blancos dentro de la escuela. 

A pesar del poco tiempo de que disponía, su vocación literaria no lo abandonó y durante ese tiempo publicó: "Gobierno, Administración e Higiene del Hogar", "Interpretación, Alcance y Aplicaciones de los Principios Pestalozzianos", "Metodología de la Enseñanza Intuitiva", "Curso de Pedagogía de Primer Año para las Escuelas Normales de la República Argentina" y "Tratado de Disciplina Escolar". 

Tras esta intensa actividad, decidió retirarse en 1931, para dedicarse plenamente a transmitir sus experiencias, pensamientos e ideologías. Publicó "Ciencia Histórica y Filosofía de la Historia" (Espíritu y Método de su Enseñanza) declarado por el Consejo Universitario de Nicaragua como ... "único en su género en lengua española" y adoptado como texto en ese país. También recibió el Gran Diploma de Honor de la Sección Pedagógica en el concurso de obras americanas celebrado en Matanzas, Cuba, en 1938. 

"Principios de Metodología General o Nociones de Lógica Científica y Pedagógica" se publicó en 1939 y "Nociones de Disciplina Escolar" apareció en 1941. En 1942 publicó "El Tirano Rosas" (juicio histórico basado en los precedentes revolucionarios, los principios democráticos y las normas de la moral política), obra polémica en la que enjuició severamente la personalidad y la obra del gobierno del Restaurador. J. A. Ferreira apareció en 1943, para divulgar la obra de aquel amigo con quien colaboró en la etapa correntina de su vida.  

En 1948, el Ateneo de Ciencias y Artes de México lo designó miembro honorario por su labor como publicista, y en 1957 lo nombró académico de número de la Academia Argentina de Educación. 

En la señorial casa de la calle Italia 58, que albergó a su familia, libros y obras de arte durante 45 años, falleció en Lomas de Zamora - Buenos Aires el 8 de enero de 1959 a los 90 años de edad, rodeado de sus hijos, nietos, amigos y seguidores de sus principios que lo visitaban asiduamente. 

Colaboró en La Prensa, La Nazione, La Razón y La Vanguardia de Buenos Aires; "Rivista Pedagogica" y "La Scuola Moderna" de Madrid, "Rivista Pedagogica" de Roma, "Nuova Era" de Ecuador y numerosos periódicos del interior del país. 

En el momento de su muerte tenía 29 libros publicados y había preparado 19 más para su publicación. De su obra destaca una adhesión inquebrantable a los principios del positivismo y a Augusto Comte, cuya obra recogió de forma minuciosa. 

Su biblioteca se encuentra en la Universidad Nacional de Lomas, en Zamora.